jueves, 13 de noviembre de 2008

Los pasos

Desde hace años, en algún momento del día, oigo el ruido de unos pasos que se acercan lenta, majestuosamente. Durante un tiempo pensé que correspondían al embajador de la muerte. Luego, sin embargo, llegué al convencimiento de que ésta era una idea absurda, pues la muerte no manda embajador, sino que irrumpoe, sin protocolo, como un viajero cualquiera. ¿A quién corresponden entonces? No lo sabré hasta que finalmente se detengan delante de mi puerta. (El cazador de instantes, p. 80)

martes, 30 de septiembre de 2008

El rey desnudo

Nunca habíamos llegado tan lejos en el viaje por nuestro cuerpo. El rey ya no sólo está desnudo sino que es transparente y, gracias a las máquinas de la última medicina, ve en sí mismo lo que no hubiera podido ni siquiera soñar. Pero lo que ve le desconcierta y atrae simultáneamente. Bajo la piel hay bosques, ríos, espesas vegetaciones, manadas desbocadas, sutiles criaturas que crecen, viven y mueren delicadamente. También hay planetas, estrellas, universos. El rey ha llegado tan lejos en su desnudez que ya vislumbra aquella intimidad pacientemente evocada a lo largo de mile3nios. Ve su alma. Y en ella todos los mundos que creía ajenos cuando con tanta soberbia iba vestido con los atributos de su poder. (El puente de fuego, p. 131)

jueves, 10 de julio de 2008

Los sueños

Una de las revoluciones menos citadas pero más decisivas de la civilización occidental es cuando los sueños, lejos de ser turbadores escenarios del porvenir, se convierten en caóticos indicadores del pasado. La psicología moderna nos ha acostumbrado a despertar de nuestros viajes nocturnos para rastrear ansiosamente las huellas de un ayer oscuro y así, en cierto modo, vivimos nuestros sueños a la caza de aquel que explique el rumbo de nuestra existencia. Pero durante milenios los sueños eran los profetas de la conciencia que anunciaban enigmáticamente los destinos futuros. Quizá deberíamos concederles, de nuevo, este poder de modo que, dormidos, no nos adentráramos sólo en los subsuelos de la memoria sino también en las incertidumbres de nuestra tierra prometida. (El puente de fuego. pg. 78)

Humildad

Humildad: Vencer y olvidar sinceramente que has vencido.

(
Breviario de la aurora, p. 59)

La zarza ardiente

La zarza sigue ardiendo en lo alto del monte, pero no se oye ninguna voz que haga proclamas solemnes, ni se ve a ningún profeta esperando unas tablas de la ley, ni abajo hay sacrílegos adorando a un becerro de oro. La zarza arde, ajena a estas ausencias, en un tranquilo fluir: fuego, brasa, ceniza, viento y, otra vez, fuego, sin otra misión que la de dar un poco de calor a los que de tanto en tanto se acuerdan de ella y se preguntan por su significado. (El cazador de instantes, p. 43)

La posesión

El error más decisivo de cuantos cometemos es creer que se puede poseer. Objetos, animales, amigos, amantes. Todo lo queremos, e incluso quisiéramos poseer la vida misma. Pero cualquiera de esas ilusiones es vana. Se puede contemplar, rogar, acariciar lo que deseamos; no poseerlo. Se puede hablar, cantar o bailar en el círculo del mundo. Sin embargo, nunca nos apropiaremos de él. ¿Adónde lo llevaríamos? (El puente de fuego, p. 111)

viernes, 20 de junio de 2008

Nada está escrito

Cuando por fin se produce el gran encuentro, una mirada basta para que se detenga la mano que escribía el destino del mundo y se desvanezca la fatalidad. De repente no hay ningún relato que entorpezca la libertad del fulgurante relato que ahora empieza. Nada está escrito en el cielo cuando el amor nos otorga el privilegio de escribir nuestra vida en la tierra. (El cazador de instantes, 76)

miércoles, 28 de mayo de 2008

Péndulo

Péndulo: Cuando se extingue una ilusión, aparece otra.
(Breviario de la aurora, 92)

lunes, 26 de mayo de 2008

Maestro del eco

Ser original ha obsesionado al artista moderno casi con tanta fuerza como, con anterioridad, importó el cultuivo de la tradición al artista clásico. Pero la trampa estaba tendida desde el primer momento puesto que el terror a la repetición debía conducuir inevitablemente a una rutina de la ruptura por la que cada novedad acababa siendo una copia maldita de sí misma. La originalidad es perfectamente estéril al margen del origen: cualquier exploración no es sino redescrubrir la melodía que suena desde la sombra. No creamos sonidos nuevos, por audaces que sean nuestras formas: escuchamos viejos sonidos por primera vez. El gran artista, lejos de ser un "creador original", es un maestro del eco. (El puente de fuego, 84)

miércoles, 21 de mayo de 2008

El cambio

Uno que asegura que quiere cambiar el mundo por filantropía merece escaso crédito. Sus palabras son fruto de la hipocresía o de la abstracción: nadie ama a la humanidad por el mero hecho de que sea la humanidad. Por el contrario, si quien lo afirma es un misántropo merece mayor atención: es una forma de decir que quiere cambiarse a sí mismo. (El cazador de instantes, 70)

lunes, 18 de febrero de 2008

Antes de la noche roja

Aunque nada sé de lo que pensaréis mañana, o de lo que sentiréis en mi noche roja, de algunos de vosotros espero lo mejor: memoria en silencio y amor callado. De otros, al menos respeto o la suave indiferencia del corazón lejano. Comprendo también el pequeño goce del envidioso que cree capturar por fin la pieza soñada o la vana alegría del odiador que ya no podrá retener su odio por más tiempo. Todo encajará bien ese día: el odio, el amor, el abrazo del ángel y la armoníoa fatal del dios escorpión. (El puente de fuego, p. 117)

martes, 12 de febrero de 2008

Patria

Llevo mi patria conmigo como la memoria lleva los recuerdos.Es un país sin fronteras, en el que sólo yo ejerzo de guía y de anfitrión. Sus parajes, hermosos o terribles, sólo yo los conozco. La casa solariega sólo yo la he construido con mis actos y mis sueños. En ella he tenido a muchos invitados; una parte permanece junto a mí celebrando el banquete; algunos se han ido; otros, probablemente, acudirán. Aunque a veces pienso que mi patria no tiene ni invitados ni casa ni país, y se reduce a ser mi propia sombra justo un instante antes del mediodía. (El cazador de instantes, 53)

Genio

GENIO: El esfuerzo, el esfuerzo y el feliz olvido del esfuerzo. (Breviario de la aurora, 53)

lunes, 11 de febrero de 2008

La inversión

Por ignorancia o por temor nos hemos contado mal las historias de nuestra Historia: fue al volver a Ítaca que a Ulises le comunicaron la expedición de los aqueos contra Troya; fue tras la resurrección y la ascensión que Cristo se vio empujado a encarnarse en una virgen para iniciar el camino que le conduciría a una cruz; fue en lo más alto del cielo que Dante abandonó la dulce compañía de Beatriz para asegurarse que el sabio Virgilio le guiaría por el infierno. Sospechamos la implacable verdad que sustenta todas estas historias, pero nos las contamos mal para no enloquecer bajo aquella pesada rueda que hace que todo se inicie siempre de nuevo cuando creemos que, por fin, hemos llegado a la meta.