martes, 30 de septiembre de 2008

El rey desnudo

Nunca habíamos llegado tan lejos en el viaje por nuestro cuerpo. El rey ya no sólo está desnudo sino que es transparente y, gracias a las máquinas de la última medicina, ve en sí mismo lo que no hubiera podido ni siquiera soñar. Pero lo que ve le desconcierta y atrae simultáneamente. Bajo la piel hay bosques, ríos, espesas vegetaciones, manadas desbocadas, sutiles criaturas que crecen, viven y mueren delicadamente. También hay planetas, estrellas, universos. El rey ha llegado tan lejos en su desnudez que ya vislumbra aquella intimidad pacientemente evocada a lo largo de mile3nios. Ve su alma. Y en ella todos los mundos que creía ajenos cuando con tanta soberbia iba vestido con los atributos de su poder. (El puente de fuego, p. 131)