martes, 30 de junio de 2009

La travesía del desierto

La travesía del desierto está llena de trampas, de dolorosas imágenes que conducen a los oasis perdidos, de espejismos burlones. Pero estos acompañantes, siendo tenaces, apenas tienen importancia si los comparamos con la abrumadora compañía de las preguntas. Estas son las que provocan la abismal soledad, la sed inagotable que quema la garganta: ¿cuándo empezó realmente la travesía?, ¿por qué?, ¿cuándo acabará, si es que acaba? Las trampas, las imágenes perdidas, los espejismos son accidentes en los márgenes del camino. La auténtica travesía del desierto son las preguntas.

(El cazador de instantes)

2 comentarios:

Migueloyor dijo...

Para ir de la esclavitud laboral urbana hasta el edén de la libertad de pensamiento hay que atravesar un desierto.
El desierto no se supera con preguntas, sino con despojamiento.
Lo sé. Conseguí atravesarlo.

Jacinto Astiazarán dijo...

Si la travesía del desierto es la vida lo mejor es estar abordó del ser. Ahí dónde todo se contempla sin juzgar, por tanto, en paz.