Ser original ha obsesionado al artista moderno casi con tanta fuerza como, con anterioridad, importó el cultuivo de la tradición al artista clásico. Pero la trampa estaba tendida desde el primer momento puesto que el terror a la repetición debía conducuir inevitablemente a una rutina de la ruptura por la que cada novedad acababa siendo una copia maldita de sí misma. La originalidad es perfectamente estéril al margen del origen: cualquier exploración no es sino redescrubrir la melodía que suena desde la sombra. No creamos sonidos nuevos, por audaces que sean nuestras formas: escuchamos viejos sonidos por primera vez. El gran artista, lejos de ser un "creador original", es un maestro del eco. (El puente de fuego, 84)
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1 comentario:
El eco nunca suena igual
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