viernes, 20 de junio de 2008

Nada está escrito

Cuando por fin se produce el gran encuentro, una mirada basta para que se detenga la mano que escribía el destino del mundo y se desvanezca la fatalidad. De repente no hay ningún relato que entorpezca la libertad del fulgurante relato que ahora empieza. Nada está escrito en el cielo cuando el amor nos otorga el privilegio de escribir nuestra vida en la tierra. (El cazador de instantes, 76)